Una receta con historia para los días fríos
Hay días en que el frío secuela hasta el alma, y lo único que calma es un plato humeante, sencillo y lleno de recuerdos. Esta sopa no nació de un recetario, sino del momento.
De abrir la heladera y dejar que los restos hablen, que las ganas de calor hagan alquimia, esta sopa no tiene nombre fijo, porque cambia con cada invierno. Es la sopa que resucita, que rescata sabores olvidados y los vuelve abrazo.
Cuando el clima nos obliga a detenernos, también nos invita a mirar hacia adentro. Y a veces apreciar lo simple. Y en esa búsqueda, se transforma, se vuelve especial.
La cocina es eso: una forma de darse calor.
🥣 Ingredientes (pueden variar según lo que tengas, ese es el punto):
Sopa de verduras o carne del día anterior
1 taza de arroz integral o blanco cocido
1 cucharadita de cúrcuma, cilantro (si quieres darle color, sabor)
Un chorrito de aceite de oliva
Perejil o cebolla de verdeo para decorar
Sal y pimienta a gusto
👩🍳 Preparación:
1. Calentar la sopa que tenías en la heladera a fuego bajo. Si está muy espesa, puedes agregar un poquito de agua caliente o caldo.
2. Suma el arroz cocido y déjalo absorber parte del sabor durante unos minutos.
3. Serví en un bol, agrega un chorrito de aceite de oliva y decora con perejil picado o verdeo.
4. Acompaña con pan casero si hay, o simplemente con una cucharita que no pare de recorrer el borde del plato.
Porque el invierno también enseña a volver a lo esencial: a calentar el corazón con lo que tenemos. A convertir lo cotidiano en ritual.
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